Las familias propietarias de negocios suelen compartir la propiedad de casas familiares en el lago o la playa, o de lugares históricos que han estado en manos de la familia durante años o generaciones. Estos bienes pueden evocar fuertes emociones y recuerdos positivos, y producir sentimientos de conexión con los seres queridos. También pueden evocar conflictos sobre la financiación, el uso, el abuso, la decoración y otros asuntos. A veces estas disputas son tan graves que amenazan la empresa familiar. Por lo tanto, en muchos sentidos, la gestión de las propiedades familiares requiere los mismos elementos clave necesarios para gestionar una empresa familiar: propósito, estructura/formalidad, presupuestos y confianza.
Considere el propósito de una cabaña en el lago como un lugar para que la familia se relaje, se conecte con los demás y se divierta. Este es el propósito tácito de muchos benefactores. Sin embargo, el propósito tiene que ser explícito las opciones varían mucho dependiendo del propósito. Si el propósito es la relajación y la conexión, la familia probablemente mantendrá la propiedad indefinidamente. Si la propiedad está destinada a ser una inversión, entonces una subida del valor de la propiedad puede llevar a la venta.
Al igual que las empresas familiares necesitan más formalidad a medida que la familia crece, una casa en el lago requiere una organización para acomodar la transición generacional. Considere los desafíos que se presentan. Desde que se tiene memoria, la casa del lago empieza siendo de papá y mamá. Según nuestra experiencia, la generación mayor suele gestionar la casa y la generación menor acepta que siga siendo la casa de sus padres. Las amenazas a la armonía se evitan o se cortan de raíz mediante la intervención de los padres, o a través de la respetuosa deferencia que los hijos rinden a los padres.
El statu quo se mantiene hasta que los padres deciden (o tienen) que pasar el control independiente a la siguiente generación. En este punto, muchas familias se encuentran sin una estructura que sustituya el liderazgo de los padres para lograr la misión tácita de relajarse, conectar y divertirse. ¿Cómo se tomarán las decisiones? ¿Será democrática, con la participación de todos en todas las decisiones, o, como hacen muchas familias grandes, representativa, en la que algunos individuos hablan en nombre de otros? ¿Qué ocurre cuando no se cumplen las normas, o qué excepciones se permiten cuando las circunstancias individuales hacen imposible cumplir una obligación económica? Las familias tienen más probabilidades de evitar tensiones familiares destructivas cuando todos los implicados tienen claro cómo se tomarán las decisiones y se resolverán los conflictos.
El siguiente es un ejemplo de estructura de gestión de una casa de campo en un lago en la que tres hermanos comparten la propiedad y la gestión.
- Toma de decisiones: Los hermanos tienen un voto cada uno. Los cónyuges no votan pero están presentes en las reuniones. La mayoría manda.
- Reuniones: El grupo se reúne una vez al año para llevar a cabo los asuntos de la casa de campo.
- Fin de semana de celebración: Sólo para hermanos y cónyuges, no para niños. Segundo fin de semana de junio.
- Uso: Nombres sorteados al azar para determinar la primera opción de uso semanal, rotar en los años siguientes, comercios permitidos. El fin de semana del 4 de julio es un fin de semana para toda la familia.
- Gobernanza: Janet actúa como presidenta y facilita las reuniones. Rob es el tesorero y gestiona los presupuestos, las cuentas por pagar y las cuentas por cobrar.
- Presupuesto: Cuota anual (5.000 dólares por hermano, quizás financiada con las distribuciones del fideicomiso) para impuestos, mantenimiento y reparaciones.
Las familias utilizan las reuniones anuales del grupo para decidir las normas de participación, considerar las excepciones o los cambios en las normas, y resolver cómo van a responsabilizar a todos. Muchas utilizan las reuniones anuales para rotar las funciones (por ejemplo, presidente, tesorero), fomentando así la participación, aunque los mandatos de dos o tres años pueden proporcionar una estabilidad adicional.
Un reto importante surge cuando algunos herederos están menos interesados o son menos capaces de utilizar la propiedad que otros, o carecen de recursos financieros para su mantenimiento. Las primeras generaciones hacen un favor a sus herederos cuando aportan fondos, normalmente a través de fideicomisos, para mantener la propiedad. Cuando esta opción no está disponible, algunas familias adoptan cuotas de uso para cubrir los costes de funcionamiento. Los que más utilizan la propiedad son los que más contribuyen a su mantenimiento. La situación se complica cuando algunos ven la propiedad como una inversión (y quieren hacer caja), y otros la ven como un lugar de conexión y relajación. Estas visiones diferentes estresarán a la familia, por lo que recomendamos encarecidamente que la parte que concede la propiedad articule primero el propósito y lo reafirme a menudo.
Los procedimientos específicos por escrito para dejar la propiedad promueven la planificación y reducen la incomodidad. La salud de la familia mejora cuando no se exige a los miembros que compartan una propiedad como un billete simbólico para ser miembro de la familia. Debe estar bien retirarse o rechazar educadamente una invitación a participar en primer lugar. Los tasadores independientes pueden fijar los precios de compra para aliviar la tensión.
Las normas escritas promueven la equidad, lo que a su vez fomenta la confianza entre los miembros de la familia. Las reglas deben estar diseñadas para preservar y promover el propósito de la propiedad, y minimizar los conflictos innecesarios. Muchas familias se sienten incómodas, incluso antinaturales, con las normas que rigen el uso y el mantenimiento de las propiedades compartidas. Paradójicamente, tratar de evitar la incomodidad en las relaciones estableciendo algunas reglas básicas en realidad aumenta el riesgo de dañar esas relaciones al dejar las expectativas ambiguas.
Compartir las propiedades familiares para fomentar el vínculo familiar requiere un mayor esfuerzo de gestión con cada generación sucesiva. Una familia extendida de primos bien conectados proporciona un arraigo y una identidad, cuya continuidad puede ser facilitada por la cabaña en las montañas, el albergue de retiro en el lago o la casa en la playa. Una propiedad que se conserva en la tercera generación puede ayudar a promover las relaciones entre aquellos que, de otro modo, podrían dejar de esforzarse. Nuestros clientes de empresas familiares han comprobado que las declaraciones de visión bien elaboradas, los acuerdos de accionistas y los códigos de conducta son ingredientes clave para preservar las empresas de éxito. Estas mismas estructuras de apoyo permiten a las familias gestionar propiedades vacacionales compartidas entre generaciones.