Mientras facilitaba una reunión familiar recientemente, me preguntaron qué se necesita para que un grupo de propiedad familiar funcione eficazmente. Dada la importancia de esta pregunta para todas las familias, comparto aquí la respuesta.
Querido Arthur,
Durante su reunión familiar, me pidieron que identificara el ingrediente más importante en el funcionamiento de un grupo de propietarios con éxito. Mi respuesta fue sencilla: la confianza.
La confianza es una fuerza asombrosa que puede unir a las personas y darles el valor y la confianza para hacer grandes cosas juntos. Cuando la confianza es alta, no nos preocupamos por todas las cosas malas que nuestro grupo pueda hacer para perjudicarnos; en cambio, nos sentimos cómodos sabiendo que los demás nos cubren las espaldas y están ahí cuando los necesitamos. En el caso de los propietarios de empresas familiares, la confianza significa saber que cada uno desempeña su función con pasión, y que se está sirviendo al bien mayor cuando cada uno de nosotros permite a los demás tomar decisiones en sus respectivas funciones. Así pues, confiamos en los miembros del consejo de administración para que guíen la empresa, en los directivos para que dirijan las operaciones, en la familia para que tomen buenas decisiones con la fundación, en que los propietarios hablen con una sola voz y den una dirección clara a los que supervisan los activos de la familia, etc. Los lazos de confianza pueden ser mucho más fuertes que el acero.
Pero la confianza también puede ser frágil. Cuando descubrimos que una persona habla de nosotros a nuestras espaldas, o se salta un plazo, o dice una cosa y hace otra, nuestra reserva de confianza con esa persona se daña y empieza a agotarse. Si hay demasiados agujeros pequeños, o incluso uno gigantesco, la confianza puede llegar a cero. Cuando esto ocurre, empezamos a ver a los demás como si trabajaran en nuestra contra y empezamos a cuestionar su intención. Los demás se resienten de nuestra falta de confianza en ellos y empiezan a resentirse con nosotros. Si no se controla, este proceso puede entrar en una espiral negativa, dejando la relación vacía y paralizando el proceso de toma de decisiones de las personas implicadas. Imaginemos que intentamos tomar una decisión empresarial importante cuando vemos a los demás miembros del grupo como el enemigo.
Entonces, ¿cómo podemos mantener nuestros cubos de confianza llenos?
Cuando observo los grupos familiares con mayores niveles de confianza, parece que tienen algunas cosas en común. En primer lugar, se esfuerzan por cumplir sus compromisos y mantienen a los demás informados si hay cambios en los planes. En otras palabras, son excelentes a la hora de actuar como dicen que lo harán, y se comunican cuando los planes cambian. También se esfuerzan por escucharse de verdad, asegurándose de que cada uno entiende lo que dice el otro y, lo que es más importante, indagando para encontrar el significado subyacente a las palabras del otro. Saber por qué alguien se apasiona por algo conduce a una mayor comprensión y a una mejor toma de decisiones. Y, lo que es más importante, los que tienen mayores niveles de confianza trabajan activamente para construirla. Cuando ocurre algo que abre un pequeño agujero en la reserva de confianza, actúan para tapar el agujero inmediatamente. Por ejemplo, si alguien habla de ellos a sus espaldas, en lugar de lamentarse y dejar que se acumule la ira o el resentimiento, hablan con esa persona y ponen el asunto sobre la mesa. Saben que es mucho más importante resolver el problema y mantener la plena confianza que preocuparse por la incomodidad de abordar a la persona sobre el asunto.
Ha sido un gran placer ver los altos niveles de confianza en su familia. Espero especialmente que a medida que avancéis como familia, seáis siempre una de esas familias que construyen activa y apasionadamente la confianza entre vosotros.
Sinceramente,
Christopher J. Eckrich, Doctor en Filosofía