Michael Fassler, uno de nuestros principales consultores, compartió recientemente esta historia de la respuesta de un cliente a la crisis del coronavirus. Se trata de una empresa familiar del sector de la construcción con 37 años de antigüedad y unos 60 empleados. Al igual que muchos de nuestros clientes, su director general informa de un reto sin precedentes:
La actividad comercial (proyectos existentes y nuevos proyectos) es mínima o inexistente: sólo se responde a situaciones de emergencia con clientes habituales.
Hemos hecho que todos nuestros empleados se vayan a casa con el entendimiento de que todos cobrarán un mínimo de dos meses sobre la base de 40 horas semanales. Les aseguramos: "Cuidad de vosotros mismos y de vuestras familias. Si es necesario, os llamaremos para proyectos si creemos que vuestra seguridad no corre peligro".
Me ha impresionado la forma en que la siguiente generación (familiar y no familiar) ha dado un paso adelante con ideas creativas y conocimientos sobre cómo superar esta época sin precedentes. Me han quitado mucha presión de encima. Y han experimentado la vinculación de una manera que probablemente no habrían tenido en ausencia de la situación actual.
Soy optimista y creo que nos recuperaremos. Sólo nos llevará algún tiempo.
Como nota al margen, la empresa no tiene deudas, mantiene una enorme cantidad de capital de trabajo y tiene un fondo de emergencia separado y dedicado para pagar a todos los empleados y los gastos de la empresa durante al menos nueve meses sin ningún ingreso. El estilo de vida del propietario de G1 no se vería afectado si nunca recibiera un céntimo de la empresa gracias a la planificación financiera personal y a las reservas. La sólida situación financiera proporciona una enorme libertad para tomar las decisiones mencionadas.