Formar parte de una familia propietaria de una empresa suele conllevar muchas experiencias intensas, algunas placenteras (récord de ventas, adquisiciones, ascensos) y otras no tan placenteras (conflictos con los seres queridos por la estrategia, la pérdida de empleados clave o de seres queridos, el fracaso de una nueva iniciativa). Las experiencias placenteras intensas nos llenan de adrenalina, esperanza y confianza. Por desgracia, las experiencias intensas no placenteras suelen dejarnos con la duda de si podremos superar la decepción de la pérdida, y pueden llevarnos a temer por el futuro de la empresa y, a veces, por si alguna vez podremos reparar o superar una relación familiar dañada.

En una empresa que ha sido propiedad de una familia durante una generación o más, es muy probable que la empresa experimente el fracaso de una nueva aventura o estrategia en algún momento de su vida. Los propietarios de empresas familiares suelen estar dispuestos a compartir sus historias de dificultades, señalándolas como fuente de lecciones empresariales clave que les sirvieron más adelante en la vida de la empresa. Por ejemplo, el duro golpe que recibió la empresa cuando el cliente responsable del 50% de sus ventas puso fin a la relación, se convierte en la historia de supervivencia y coraje, y en la plataforma para el valor de la diversificación a la que ahora se adhieren los propietarios. El fracaso del lanzamiento de un nuevo producto puede convertirse en la lección aprendida de que es necesario aplicar procesos exitosos tanto en el desarrollo como en el lanzamiento de nuevos productos.  

Las lecciones que cuentan los empresarios suelen seguir unos cuantos patrones básicos. "Decidimos centrarnos sólo en lo que podíamos controlar". "Detuvimos el camino en espiral descendente en el que nos encontrábamos y empezamos a analizar nuestras opciones". "Reconocimos que necesitábamos ayuda y buscamos recursos para afrontar la realidad de nuestro negocio".  

Aunque las familias suelen estar menos dispuestas a hablar de los retos relacionales a los que se han enfrentado, es interesante observar que también pueden aplicarse lecciones similares en estas situaciones. Por ejemplo, cuando un director general longevo fallece de forma inesperada, lo que provoca dolor y ansiedad por saber si alguna vez podremos sustituirle en la empresa. En esta situación, los herederos de la familia pueden entrar en pánico y pensar que vender la empresa de inmediato es la forma más rápida de evitar los sentimientos de pérdida o miedo que se presentan. O considere una situación en la que un acontecimiento entre miembros de la familia en el negocio lleva a palabras fuertes y amenazas de desconectarse de la familia. El daño de la relación se convierte en ira y, para detener el dolor, sólo queremos evitar el asunto por completo para alejarnos de los sentimientos. Aunque queremos que el dolor se acabe, nos sentimos atrapados porque con los miembros de la familia están involucrados, ya que estamos conectados por la sangre para toda la vida.  

¿Cómo avanzar? Las historias de los fracasos empresariales descritas anteriormente contienen pepitas de sabiduría. Los pasos son muy similares también en las situaciones familiares.  

Concéntrese en lo que puede controlar

En primer lugar, cuando se producen dificultades familiares, nos beneficiamos si dejamos de preocuparnos por las cosas que están fuera de nuestro control y nos centramos en lo que podemos controlar. Lo más importante es recordar que uno no controla a los demás; sólo puede controlarse a sí mismo y a la forma en que responde a la situación. Para hacerlo de forma eficaz, debes mirarte a ti mismo y tratar de entender lo que te ocurre en esta situación. Por ejemplo, ¿el miedo está desempeñando un papel en esta situación? ¿Te preocupa realmente que la situación pueda afectar a la viabilidad de la empresa a largo plazo? ¿Está en riesgo tu reputación o tu seguridad financiera personal? Culpar a los demás de nuestros miedos nunca es eficaz. Por el contrario, debes reconocer el papel que desempeñan estas emociones en tu caso, compartir tus sentimientos con sinceridad y pedir a los demás su opinión sobre cómo, al avanzar, puede producirse un cambio que tranquilice y resulte justo para todas las partes interesadas.  

Aclarar las opciones

Emociones como el miedo o los celos, que suelen afectar a los problemas familiares, nublarán tu mejor juicio y te impedirán pensar en una serie de opciones creativas. Es posible que quieras hacer que el dolor se detenga y simplemente hacer lo que se te ocurra o te parezca más conveniente. Esto nunca es una buena idea. Los asuntos que afectan a la empresa y a las relaciones familiares son casi siempre complejos y cargados, y no suelen prestarse a soluciones rápidas. Da un paso atrás, reconoce las emociones que sientes y empújate a considerar una gama más amplia de opciones, recordando que ninguna situación tiene una única solución. ¿Con qué se puede vivir y qué no se puede tolerar? Trabaja con tantas partes interesadas como sea posible para aclarar de forma creativa los límites con los que todos pueden vivir en el futuro.

Reconozca cuándo necesita ayuda

Las relaciones familiares son complejas, y la experiencia de poseer y/o gestionar una empresa con la familia tensará los vínculos más fuertes. Los miembros de la familia, como cualquier otra persona, son imperfectos y es probable que cometan muchos errores en su trato con los demás. Es fácil quedar atrapado en un ciclo negativo de "heridas" en la relación, y a menudo es difícil romper este ciclo sin ayuda externa. Reconozca que el tiempo y el espacio pueden ser necesarios para curar las heridas, pero también esté abierto a la noción de que puede necesitar una parte neutral para ayudar a guiar o mediar en el proceso que la familia puede necesitar para superar un problema grave de relación. Reconozca que estas situaciones son normales, pero que son duras y requieren valor y determinación para abordarlas. Al igual que las lecciones de los fracasos y desafíos empresariales nos ayudan a crecer como familia emprendedora, trabajar con desafíos complejos en el ámbito familiar es también una magnífica oportunidad de crecimiento. Aprender estas lecciones no siempre es fácil, pero para quienes están dispuestos a trabajar duro y pensar de forma creativa, las relaciones pueden enriquecerse profundamente, mejorando la vida familiar y empresarial.