Jim Burton, un empresario de gran éxito, vendió recientemente su empresa, PPI Management Inc. Destinó una parte considerable de los ingresos a invertir en un legado multigeneracional con sus seis hijos, las parejas de éstos y sus nietos. Como resultado, creó una fundación familiar privada denominada James A. Burton and Family Foundation y pidió a sus hijos adultos que formaran parte de ella. Quería construir con ellos un sueño compartido que, en su opinión, aportaría crecimiento y progreso a la familia y a las comunidades en las que viven y trabajan. Aunque Jim había sido caritativo toda su vida, esta situación le dio la oportunidad de impulsar un legado familiar filantrópico junto con sus hijos.

En los dos últimos años, la familia Burton ha ido ampliando sus conocimientos y capacidades en materia de filantropía, educación financiera y comunicación familiar. Para avanzar en su progreso como colectivo, participan en reuniones familiares trianuales, asesoramiento financiero mensual, sesiones regulares de aprendizaje y mucho más. La familia Burton es un ejemplo de lo que significa ser una familia que aprende.

Desarrollar la cohesión, la conexión y la confianza

Una familia que aprende, como nosotros la definimos, es un grupo de parientes apasionados por los recursos que poseen en la actualidad o que poseerán en el futuro, y que trabajan juntos para producir activamente una mentalidad de propietarios y la capacidad de hacer progresar el capital de su familia (espiritual, financiero, humano, social e intelectual). Una familia que aprende es un estado deseable que es el resultado de un ciclo interminable de aprendizaje y desarrollo. Por consiguiente, es el proceso de convertirse en una familia que aprende, y no el logro de serlo, lo que produce las ventajas del crecimiento colectivo.

A medida que las empresas familiares crecen en tamaño y complejidad, es fundamental ir más allá del desarrollo individual y hacer avanzar a toda la familia. El desarrollo de la propiedad colectiva fomenta la cohesión, la conexión y la confianza entre los miembros de la familia, que pueden parecer, pensar y comportarse de forma diferente, lo que permite al grupo llegar a decisiones consensuadas.

Cualquier equipo que trabaje en asuntos complejos necesita un conjunto común de marcos y vocabulario para entablar un diálogo eficaz. Una empresa familiar no es diferente. La educación colectiva en la empresa familiar genera un lenguaje compartido entre los miembros, incluso en lo relativo a términos empresariales (por ejemplo, crecimiento, riesgo, beneficios y liquidez), términos de propiedad (por ejemplo, confianza, acuerdo de accionistas y dividendos), términos de comunicación (por ejemplo, empatía, consenso y escucha activa) que crean unas condiciones más equitativas y unos procesos de toma de decisiones eficientes y eficaces. En este artículo, pretendemos explorar los procesos para convertirse en una familia de aprendizaje y algunos de los retos que implica hacerlo.

Crear oportunidades de aprendizaje útiles

Las familias que aprenden son proactivas. Crean intencionadamente oportunidades de aprendizaje para mejorar tanto sus habilidades individuales como su base de conocimientos combinada. Dedican tiempo y energía a mejorar sus capacidades, esforzándose juntos por alcanzar un sueño compartido.

Una familia de aprendizaje empieza por concebir una visión y unas expectativas de las oportunidades de desarrollo, incluido un presupuesto y un plan de acción. Las actividades de aprendizaje y desarrollo se conciben en función de las necesidades e intereses de los miembros de la familia, además de los requisitos de la empresa. Las familias que aprenden experimentan, asumen riesgos e intentan nuevas formas de hacer las cosas. El objetivo del crecimiento colaborativo se basa sobre todo en talentos y conocimientos que fomentan la cohesión y el trabajo en equipo. Cuando la familia no está segura de su destino, no se rinde. En lugar de eso, perseveran para encontrar el camino correcto en función de las necesidades de su etapa de la vida.

Las familias que aprenden dominan el arte de fomentar la confianza y el respeto. Incluso las empresas familiares con más conocimientos se estancarán y no alcanzarán el resultado deseado sin un sentimiento compartido de confianza y respeto. Entienden que la confianza es un activo tangible que se compone de valores, competencia y fiabilidad generados a lo largo del tiempo en pequeños momentos y actividades.

Aunque parezca una opinión poco ortodoxa, la confianza puede reconstruirse una vez rota. Por eso, cuando se producen acontecimientos que ponen en entredicho la cohesión de la familia, se toman el tiempo necesario para desentrañar los problemas y encontrar los medios de resolver sus diferencias. Los procesos colectivos de aprendizaje deben centrarse en establecer mayores niveles de confianza entre el grupo propietario.

Avanzar en la aptitud para la colaboración

Propietarios de distintas edades, etapas, conocimientos y funciones deben ser capaces de comunicar sus ideas y opiniones de manera respetuosa, dando cabida al mismo tiempo a las de los demás. Por lo tanto, uno de los objetivos clave es mejorar su capacidad para trabajar juntos de forma competente. Las familias necesitan aumentar su capacidad para gestionar los desacuerdos de forma constructiva y pacífica en todos los aspectos, desde la visión compartida hasta el empleo familiar, pasando por el establecimiento de una gobernanza eficaz. La colaboración está en el centro de la continuidad de la empresa familiar y entre las principales convicciones de la actitud de un propietario. Por lo tanto, uno de los principales objetivos del crecimiento colectivo es fomentar las aptitudes de colaboración y el sentimiento de asociación entre familiares, que pueden transmitirse de generación en generación.

La capacidad fundamental para desarrollar un grupo inversor familiar y futuro implica la toma de decisiones colectiva, lo que significa reunirse para examinar alternativas y elegir un camino a seguir con un estilo participativo. En este proceso, todas las voces son escuchadas y las valoraciones se comparten abiertamente. Cuando no se llega a un acuerdo, volver a tratar el tema más adelante demuestra a todos que lo más importante es encontrar sinergias entre el colectivo.

El lugar óptimo para iniciar el desarrollo del sentido de pertenencia y convertirse en una familia que aprende es una conversación familiar. Esto ayudará a crear un sentimiento de pertenencia sobre la importancia del crecimiento colectivo, las ventajas de ser una familia orientada al aprendizaje y creará entusiasmo por lo mismo. El interés por el proceso debería ser evidente de inmediato, al igual que los posibles retos.

Recomendamos que el proceso de crecimiento sea sencillo, divertido y aplicable a cada miembro de la familia. Posiblemente empiece seleccionando una o dos ideas, como programar un viaje de aprendizaje, construir juntos una política importante o adquirir conocimientos compartidos en un área de interés común, como la educación financiera. La clave está en relacionar las actividades de aprendizaje con las circunstancias personales de los miembros de la familia.

Retos comunes para el aprendizaje en familia

Cuando se trata de desarrollo colectivo, hay varios problemas comunes que hay que tener en cuenta. Para empezar, es fundamental no precipitarse. Construir una familia de aprendizaje lleva tiempo, y una abundancia de actividades de golpe podría provocar agotamiento o rechazo del proceso. Es fácil desanimarse si todo el mundo no se implica, pero es importante seguir intentándolo con pequeños pasos para coger impulso. Conseguir que los miembros de la familia aprendan es todo un arte, y hay que hacerlo de forma que se combinen los intereses personales, las necesidades empresariales y las prioridades familiares. Por último, es esencial dar prioridad al fortalecimiento de la confianza y la comunicación para que el aprendizaje familiar tenga éxito.

He aquí los tres principales errores que pueden impedir el progreso de un desarrollo colectivo:

  1. Actuar con demasiada rapidez. Convertirse en una familia que aprende es un viaje a largo plazo y tratar de introducir demasiadas cosas a la vez puede causar confusión y agobio. Los cambios en el funcionamiento del sistema familiar deben hacerse con cuidado y todos los implicados deben estar de acuerdo.
  2. Abandonar con demasiada facilidad. Es fácil abandonar la idea del aprendizaje en familia cuando todos están ocupados con el negocio y la crianza de los hijos pequeños. El comentario de un patriarca: "Está claro que no habéis dado prioridad a esto", cuando los miembros de la familia no pudieron asistir a sus eventos de aprendizaje, sólo consiguió que la generación más joven se resintiera. Involucrar a los miembros de la familia en el aprendizaje requiere descubrir los intereses de cada uno y combinarlos con los requisitos de la empresa, pero hacerlo de forma estratégica.
  3. Sacrificar las necesidades de muchos por los problemas de unos pocos. Toda familia se enfrenta al dilema de qué necesidades anteponer: ¿las del grupo o las individuales? Idealmente, ambos tipos de necesidades pueden satisfacerse con relaciones, políticas, prácticas y valores relacionados con la propiedad y otros ámbitos. A veces, los esfuerzos de desarrollo de la propiedad de las familias pueden descarrilar por problemas relacionados con un individuo o un pequeño subgrupo de personas, como la falta de voluntad de adoptar una visión colectiva o de cumplir políticas arraigadas.

    Muchas familias intentan implicar a todo el mundo en todo, especialmente en algo tan importante como el desarrollo de la propiedad. A veces eso no es factible, y tiene sentido avanzar en el desarrollo de la propiedad con quienes están dispuestos a aprender y crecer, en lugar de dejar que una persona ejerza una influencia desproporcionada en el futuro de la empresa. La moderación hábil es fundamental en tales circunstancias, ya sea por parte de la familia o de asesores externos.

Comience con paciencia

Recomendamos empezar con paciencia y una visión a largo plazo. Sea intencionado a la hora de crear una experiencia positiva en torno a los encuentros de aprendizaje. La inversión de tiempo en cualquier tipo de desarrollo de la apropiación es fundamental. El valor del desarrollo rara vez es visible después de cada reunión o actividad, sino que se construye con el tiempo y se hace más evidente cuando se pone a prueba, como cuando dos miembros de la tercera generación de la familia Burton asistieron a su primera reunión y se ofrecieron voluntarios para participar en un comité encargado de desarrollar un programa de aprendizaje para los 14 miembros de la familia G3.

No ceje en su empeño, pero tenga paciencia con los resultados. Confía en que surgirán orgánicamente con el tiempo.


El nuevo libro de los autores ¡Conviértete en dueño! Desarrollar la mentalidad del propietario a cualquier edad se publicará en la primavera de 2023. Suscríbase a nuestros boletines para mantenerse informado de la fecha de lanzamiento.