Para una familia, es el momento en que el padre y su hermano mayor se separaron tras meses de discusiones sobre cómo hacer crecer el negocio.

Para otra familia, es el momento en que la hermana menor tuvo que ser despedida por un comportamiento inapropiado en el trabajo, o cuando se pidió al cuñado que dejara la empresa porque su estilo de gestión no encajaba en la cultura corporativa.

Para otra familia, es el momento en que toda una rama de la familia dejó de comunicarse con el resto de la familia debido a disposiciones inesperadas en el testamento del abuelo que sólo se conocieron después de su muerte.

Sea cual sea el tamaño, la etnia o la ubicación de una familia, es probable que tenga un periodo doloroso en el pasado que esté rodeado de misterio. La gente que vivió esa época no quiere hablar de ella. Además, debido a la emoción y al trauma que conlleva, nunca hay una imagen clara de lo que ocurrió. Sacar el tema significa sacar a relucir el dolor y el sufrimiento del pasado, y posiblemente reavivar otra ronda de discusiones, desacuerdos y tensiones familiares. Los miembros más jóvenes de la familia, que no estuvieron involucrados en los hechos, pueden querer saber lo que realmente ocurrió pero no creen que les corresponda plantear el tema.

A medida que pasa el tiempo, la necesidad de conocer y aprender del pasado se hace más fuerte que la necesidad de proteger y evitar. A medida que la siguiente generación desarrolla políticas y prácticas destinadas a crear equidad, respeto y confianza en su generación, experimenta un creciente impulso para explorar los éxitos -y los fracasos- del pasado. A menudo, han trabajado duro para construir relaciones y habilidades de comunicación. Están preparados para explorar la historia completa de lo que ocurrió, pero no saben por dónde empezar. ¿Cómo pueden aprender sin crear más daño o amenazar las relaciones actuales?

Consejos para entablar conversaciones difíciles

  • Tenga claro por qué quiere abrir el tema y cree un enfoque que se ajuste a sus objetivos. Por ejemplo, puede que esté creando políticas para la próxima generación y quiera aprender de la experiencia del pasado. O tal vez quiera establecer relaciones más profundas caracterizadas por una comunicación más abierta y emocional entre los miembros de la familia. O tal vez quiera dar a la generación de más edad la oportunidad de que sus experiencias sean escuchadas y reconocidas. Tener claro su propósito fomentará el éxito del proceso.
  • Desarrolle la capacidad de la familia para afrontar los problemas difíciles antes de empezar. Enseñe a la gente sobre la dinámica familiar y de grupo, y sobre las mejores prácticas de comunicación y gestión de conflictos. Si hay una ausencia significativa de confianza, o si las heridas relacionadas con este pasado todavía son vividas intensamente por algunos, es posible que tenga que traer a un facilitador o asesor "neutral" que pueda garantizar que estas discusiones se lleven a cabo en un ambiente que se sienta seguro para todos los miembros de la familia.
  • Ve paso a paso. Busque una comprensión y un intercambio modestos y graduales, en lugar de un volcado de datos de cada pensamiento o sentimiento que haya tenido alguien. Desglosa un gran problema en sus componentes y vete desgranando las partes de una en una.
  • Deje espacio para que todos compartan su experiencia e historia con respeto. Establezca directrices claras de confidencialidad y cúmplalas estrictamente.

Muchas familias descubren que, cuando finalmente abren la caja de Pandora, su contenido no es tan amenazante como temían, especialmente cuando realizan una preparación cuidadosa y exhaustiva. Los miembros de la familia obtienen un gran alivio al compartir finalmente experiencias que han permanecido ocultas durante mucho tiempo. Muchas veces el proceso muestra a los miembros de la familia que las diferencias entre ellos no son tan grandes como habían temido. Al reunirse para conocer mejor los sucesos difíciles del pasado de la familia, ésta está mejor preparada para evitar que se repitan en el futuro.