Estimado asesor:

Poseo alrededor del 7% de una importante empresa familiar y no estoy activo en el negocio. Dieciocho primos han heredado acciones. En una reunión reciente, hablamos de vender el negocio. Después de una larga discusión, yo era el único que quería vender. No tengo hijos y quiero tener la oportunidad de dar otro uso a mis activos. ¿Cómo puedo vender mis acciones y cuál es el precio justo? 

Aunque la pregunta que ha planteado no es infrecuente, la respuesta puede ser muy compleja. La palabra clave de tu pregunta es "justo", y es de esperar que se aplique tanto al proceso como al precio. 

Algunos dirán que la respuesta la consiguen los especialistas en valoración profesional que estudian su negocio y determinan su valor. Entonces podrá obtener su siete por ciento. Otros dirían: "No hay mercado para estas acciones. No hay que pagar nada". Lo justo está entre estos dos extremos. Instamos encarecidamente a las empresas familiares en susegunda otercera generación a que establezcan mecanismos formales por los que los miembros de la familia puedan vender acciones. En cuanto al precio "justo", a las familias les suele gustar mantener un precio bajo para minimizar los impuestos sobre el patrimonio. El precio completo de mercado sólo está disponible si se vende toda la empresa. Si las familias desean reforzar la solidez financiera de la empresa, el precio suele fijarse con un descuento significativo respecto al valor contable. Otras familias determinan que el valor contable (o el valor contable ajustado si hay activos claramente apreciados) es el enfoque menos arbitrario de la cuestión del valor y utilizan esa cifra para fijar el precio. 

Animamos a las familias a promulgar acuerdos de accionistas que establezcan claramente las condiciones y los términos de las ventas mucho antes de que alguien quiera cobrar su herencia. Entonces, cuando llegue el momento, la decisión no se verá como una reacción a los deseos de ningún individuo. Cuando esos mecanismos están en marcha, lo "justo" suele favorecer la continuidad de la empresa y a los accionistas restantes. Al fin y al cabo, las acciones de las empresas familiares suelen ser un regalo de una generación anterior que quería fomentar la propiedad y la continuidad de la familia. Los asesores